
Texto: Carolina López
La representación del envejecimiento se ha relacionado con varias creencias en torno a la vejez[1], en donde se piensa que en esta etapa de vida las personas dejan de ser productivas y funcionales. Estas creencias las posiciona dentro de un grupo vulnerable, debido a que pierden su capacidad de autonomía dando como resultado un proceso de desempoderamiento en donde se presenta la pérdida de poder, ya que se piensa que ellos dejan de participar en la toma de sus propias decisiones y por ende son incapaces de resolver su propios problemas. Estos pensamientos se ven acompañados de estereotipos y prejuicios que se han construido socialmente.
Esta nota busca reconocer el proceso de empoderamiento que se genera en las adultas mayores que viven en una casa de asistencia 24 horas[2] a consecuencia de su participación en las actividades del cuidado de su huerto urbano. Dichas actividades incluyen: organización para riego, poda, siembra, cosecha, germinación y prevención de plagas.
El término de empoderamiento[3] hace referencia al proceso de adquisición de poder para la toma de decisiones, tanto en la vida personal como en el ámbito social. El trabajo de este grupo de abuelas encargadas del huerto ha generado un impacto positivo tanto a nivel individual como social, ya que la adquisición de responsabilidades conjuntas les ha ayudado a desarrollar la capacidad de negociación; además fungen como agentes de cambio para sus compañeras lo cual impacta finalmente en una mayor confianza sobre sí mismas, sobre su “yo personal”, creando consciencia sobre sus recursos, posibilidades y limitaciones e influyendo en el incremento del bienestar y calidad de vida en su vejez.
Lo anterior rompe con el esquema de estereotipos negativos hacia a vejez, ya que en investigaciones recientes* se muestra que éstos generan en las personas mayores una sensación de amenaza a su integridad personal, menor rendimiento a nivel de la memoria, en su capacidad para las matemáticas, en su sentimiento de autoeficacia, en la capacidad para la escritura y en el aumento en los trastornos de salud y en toda una serie de retiros anticipados de compromisos que conllevan roles laborales y sexuales. La explicación de estos déficits se encuentra en que las personas, al suponer que su rendimiento no será bueno, elaboran estrategias de evitación de un posible enfrentamiento que podría ser vivido como traumático o simplemente porque responden a profecías sociales que suponen que los mayores ya no pueden o no deben (Levy, 1996 como se cita en Lacub y Josefina 2010).
Por ende, el reconocimiento de utilidad social en este grupo de señoras incide en un nivel de funcionamiento psicológico y en una buena calidad de vida fortaleciendo su autoestima y nivel de autoeficacia, además crean redes de sociales en donde se ven involucradas en temas de organización toma de decisiones y solución de problemas.
Bibliografía
Lacub y Josefina (2010). El empoderamiento en la vejez. Asociación Mexicana de Comportamiento y Salud A.C. Revista Journal of Behavior, Heal &Social Issues, Vol. 2, Núm. 2. México Distrito Federal.
Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. (5 de marzo de 2019). Envejecimiento y vejez (Fecha de acceso: 19 de noviembre de 2019). Recuperado de: https://www.gob.mx/inapam/es/articulos/envejecimiento-y-vejez?idiom=es
Sánchez, P. (2002). Dispositivos de empoderamiento para el desarrollo psicosocial. Universitas Psychologia, Vol. 1, Núm. 2. Pontifica Universidad Javeriana. Bogotá Colimbia.
[1] El Instituto Nacional de Personas Adultas Mayores (2019), reconoce a la vejez como una etapa de vida que comienza a los 60 años y es considerada la última etapa de vida la cual forma parte del envejecimiento.
[2] Casa Betti, IAP
[3] Para este texto enteremos al empoderamiento como un proceso intencional, intersubjetivo y continuo de conversión de los individuos en sujetos conscientes de sí mismos, de las circunstancias y del entorno social, mediante la acción comprensiva, crítica y transformadora sobre sus propias interacciones sociales.