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Texto: Carolina López

Siguiendo el curso de las entrevistas a las diferentes personas con las que colaboramos durante la etapa presencial del proyecto “Germinando Lazos”. En esta ocasión platicamos con Julián Mayorga, Coordinador Asistencial de Casa de la Divina Providencia I.A.P. (donde se ubica uno de los dos huertos del proyecto), quien nos habló de los retos y experiencias de trabajo con los adultos mayores.

C: ¿Quién es Julián?

J: Mi nombre es Julián Mayorga. Llevo trabajando en Casa de la Divina Providencia (CDP) un poco más de cinco años. Estudié la carrera técnica en Gericultura, el cuidado integral del adulto mayor. Al egresar, entré a realizar mis prácticas profesionales a CDP; y ahí se me dio la oportunidad de seguir laborando.

C: ¿Qué rol desempeñas en Casa de la Divina Providencia?

J: Inicié como asistente de enfermero en el área social. Dentro de las actividades que realizaba era la rehabilitación, las actividades lúdicas (clases) y manualidades, así como el desarrollo de ejercicios físicos para los adultos mayores. Después hubo un cambio de administración, y fue cuando me dieron la oportunidad de tener el cargo de “Coordinador Asistencial”; ahora mis labores dentro de la institución han cambiado, son más administrativas pero sigo estando en contacto con los adultos mayores.

C: ¿Cuáles son los principales retos a los que te has enfrentado al trabajar con adultos mayores?

J: Uno de los principales retos es que los adultos mayores son una población abandonada. Generalmente los familiares ya no los toman en cuenta (no todas las familias, claro); no participan con ellos, no conviven, es decir hay mucha falta de afecto. Los seres humanos somos personas sociales y necesitamos convivir; y eso es lo que necesitan los adultos mayores. Generalmente, es más complicado trabajar con adultos mayores que tienen poco apoyo de sus familiares, ya que ellos son personas que necesitan más de atención por los problemas de salud que presentan.

C: ¿Cuál ha sido uno de los mayores retos para ti?

J: En lo personal el tema de la paciencia, porque a las personas mayores se les tiene que tener bastante comprensión en muchos aspectos. Yo que no soy una persona paciente, fue bastante complicado al principio trabajar con ellos, pero en la práctica ya he podido comprender su situación. En teoría todos podemos atender alguna de las problemáticas que tienen pero es diferente pensar en una solución que ponerla en práctica, creo que esa es la principal.

C: ¿Cuéntanos, cuáles han sido las experiencias más satisfactorias que has tenido al trabajar con adultos mayores?

J: Tengo dos experiencias que quiero compartir. La primera es de una persona de más de 70 años que llegó a CDP con atrofia muscular. No podía caminar, le costaba mucho trabajo y estaba todo el tiempo en su silla de ruedas. Yo fui parte de su rehabilitación: nosotros le dábamos sus terapias y el hecho de poderla sacar adelante fue una gran satisfacción para mí. Fue una tarea muy difícil, porque ya llevaba más de cinco años en la silla de ruedas y en menos de un año pudo ir sola al baño y empezó a participar en las actividades con sus compañeros. La segunda no se relaciona con las experiencias sino con las enseñanzas. Recuerdo que en una ocasión un grupo de chicos vino a realizar su servicio comunitario y un niño trajo un violín y empezó a tocarlo para los abuelitos; ellos estaban muy entretenidos. Entre los adultos mayores estaba uno que venía de San Luis Potosí, apenas y podía hablar español porque se comunicaba en su lengua regional. Él le pidió prestado su violín y empezó a tocar unos huapangos. A veces uno no dimensiona qué tipo de personas pueden llegar a CDP y los talentos que puedan tener y es sorprendente, después él les dijo que si querían podía enseñarles a tocar algunas canciones. Ver a los niños así de sorprendidos con un señor de 85 o 90 años tocando el violín, fue un momento de gran aprendizaje.

C: ¿Cuál ha sido una de tus experiencias más difíciles?

J: Estaba pensando en una persona con la cual vivimos su proceso de duelo cuando llegó a CDP. Ella acaba de enviudar; su marido falleció de diabetes, le amputaron una pierna por complicaciones y la señora también tenía diabetes y empezó a pasar por el mismo proceso. Nosotros aquí la atendíamos, era una persona que no tenía familiares directos y estábamos muy relacionados con ella pero empezó a tener complicaciones por su enfermedad, perdió una pierna y nosotros nos encargábamos de llevarla a su casa, cuando le amputaron la pierna ya no pudo asistir así que íbamos a verla. Ver este distanciamiento poco a poco de las personas que ya no pueden venir y vivir de cerca el proceso, saber que ya no van estar en este plano aquí con nosotros, si es bastante complicado. Con el tiempo trabajando con personas mayores que fallecen, te deshumanizas un poco, pero ese fue uno de los casos particulares que se han presentado.

C: Varios de los autores que nosotros hemos consultado coinciden en que las personas que están a cargo del cuidado de los adultos mayores sufren ciertas situaciones de estrés que repercuten tanto en su bienestar físico como  psicológico. ¿Cuáles serían tus recomendaciones de autocuidado para estas personas?

J: Es importante trabajar con el tema de los duelos, para no deshumanizarnos. No queremos llegar a ese punto donde no suframos esas pérdidas, y hay que trabajarlo también con las personas mayores. Otra recomendación es tener una vida fuera de la institución en la cual estén trabajando, que no solo se enfoquen en el cuidado de los adultos mayores, porque puedes llegar a frustrarte y no realizar bien tu trabajo, y sobre todo que disfruten la labor que desempeñan. Al final, nosotros como jóvenes somos los que tenemos más energía para poder darles una vida digna a las personas mayores.

C: ¿Qué cosas haces para cuidar de ti mismo?

J: Una de las cosas que yo hice fue continuar preparándome. No me quedé solo con la carrera técnica de Gericultura, sino seguí con la Licenciatura en Psicología para atender más situaciones que se puedan presentar con los adultos mayores, y al mismo tiempo enfocarlo en mi futuro y bienestar propio para no tener repercusiones con mi salud mental y física dentro de la institución.

C: ¿Quién cuida de los cuidadores, quién cuida de ti? ¿A quién recurres tú o a quién pueden recurrir los hijos o familiares cercanos que son cuidadores de los adultos mayores?

J: Nosotros dentro de la institución tratamos de tener una muy buena relación entre nosotros. Como empleados nos gusta convivir y formar amistades para tener redes de apoyo entre nosotros. También es muy importante la familia, yo llevo una buena relación con ellos, y es diferente el trato a comparación de los adultos mayores y esa es mi válvula de escape, que me ayuda a mantenerme bien. Es fundamental apoyarse con alguien, si no precisamente la familia con amigos o alguna otra red de apoyo.

Agradecemos a Julián el compartirnos sobre los retos y experiencias de trabajo con los adultos mayores, en esta entrevista. Invitamos a nuestros lectores, a conocer el trabajo que realiza Casa de la Divina Providencia I.A.P., a través de su página web: https://www.lacasadeladivinaprovidencia.org  Nos vemos en la próxima entrevista.